Entrevista: Las personas adoptadas tienen el derecho legítimo a saber su origen

ENTREVISTA | CARMEN GARCÍA BEATERIO

Carmen García Beaterio es psicóloga del programa de postadopción

La experta resalta la importancia de «decir la verdad desde el principio» a
niños y niñas de adopción

El aumento de las adopciones en los últimos años ha motivado el estudio sobre
las necesidades de las familias que ha realizado Andeni (Asociación de Defensa
de los Derechos del Niño). La psicóloga Carmen García Beaterio y el
psicopedagogo Jaime Ledesma elaboraron esta primera investigación a partir de
las respuestas de cerca de dos centenares de familias.

-¿Cuáles son las dificultades que se presentan con más frecuencia a las familias
adoptantes?

– Lo frecuente es que en los primeros años, cuando los niños son más pequeños,
todo vaya bien, Puede haber problemas de acople a uno de los miembros de la
pareja o conductas desadaptativas como rabietas y trastornos del sueño. Pero es
al año o año y pico cuando se dan con más frecuencia estos problemas. Los
problemas desadaptativos se dan más entre los niños mayores.

– ¿Por qué es necesario hablar desde el principio sobre el verdadero origen de la
persona adoptada?

-Hay que hablarlo desde el principio para que la adopción sea algo normalizado
dentro de la familia. A partir de los siete u ocho años, el niño o la niña ya
son conscientes de la diferencia -sobre todo, cuando hay rasgos raciales – y se
pueden sentir mal porque se dan cuenta de que algo ha pasado. Además, es
necesario hablar desde el principio para que su proceso de construcción de la
identidad sea el adecuado

– A las familias les puede angustiar afrontar este proceso…

-Lo más importante es no asustarse. Aunque genere agobio tienen que acompañar a
sus hijos en este proceso. Hay que saber hablar y saber escuchar y tener muy
claro que es un proceso en relación a su origen y no a la familia actual. En
relación a la familia actual puede tener los problemas o las dificultades que
cualquier otro niño o niña, pero si a ello se le añade el de los orígenes se
complica todo.

-¿Cómo contar el proceso de adopción a una criatura de dos o tres años?

– Las fotos del viaje, la historia que los propios padres creen de esa
vivencia… desde el principio tiene que oirse la palabra adopción. Poco a poco
el cuento tendrá que ser más elaborado porque cuando van al colegio las
preguntas empiezan a ser más directas, aparecen las tripitas en los libros… Es
muy importante decir la verdad desde el inicio. Con naturalidad. Cuando los
niños son más pequeños influye mucho el afecto y no les crea problemas. Es
cuando son mayores cuando pueden tener curiosidad por su origen, por las razones
que les llevaron hasta su familia actual.

– ¿Siempre es posible reconstruir ese origen?

– No, ni mucho menos. En el caso de las adopciones chinas, no hay referencias
sobre el origen individual. Los informes están bien, pero apenas hay información
de la historia biológica. A veces la edad se calcula por el peso o por síntomas
de parto… En este caso, el origen es el abandono, pero hay otras situaciones:
orfandad, pobreza, maltrato, familias desestructuradas… que afectan a la
condición infantil.

– ¿Cómo encajar con normalidad estos orígenes?

-Depende de muchos factores: del carácter del niño y de cómo se hable en la
familia. Habrá niños que se conformen y otros que se rebelen. Y los habrá que
pudiendo conocer sus orígenes, no querrán saberlos y hay que respetarlo. Pongo
por caso el caso de una adopción nacional en la que el niño haya llegado a la
adopción porque su madre haya sido asesinada por su padre y éste se encuentre en
la cárcel. El niño tiene todo el derecho a no querer saber nada.

-¿Qué se pretende con este programa de apoyo psicológico y psicopedagógico
postadopción?

– En primer lugar, dar a las personas adoptadas el derecho legítimo a conocer su
historia, sea buena o mala. Prevenir fantasías y desajustes emocionales por
falta de información. Formar a las familias en la idea de que los hijos en cada
etapa educativa tienen procesos distintos, que a veces hay que reconducir.
Aprender a poner límites: esto es crucial para la buena educación, la
construcción de la identidad y el aprendizaje de la tolerancia a la frustración,
que es una de las cosas más difíciles. Que las familias sepan que hay
profesionales que pueden ayudarlas.

A. Gaitero León

Miércoles, 26 de Marzo de 2008

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